Realizada bajo el alto patrocinio de la OIV, esta jornada organizada por la Sociedad de Expertos Químicos de Francia (SECF) y la Asociación de Laboratorios de Enología de Portugal (ALABE) trató sobre las evoluciones en materia de técnicas de análisis, normas y métodos que permiten y garantizan la identificación y la autenticación de los vinos y las bebidas espirituosas.
Las técnicas y herramientas que contribuyen a asegurar la trazabilidad de los productos vinícolas tienen como objetivo preservar mejor la autenticidad y la calidad de los vinos, principalmente frente a las falsificaciones y el fraude.
La trazabilidad se considera en un sentido muy amplio y concierne tanto a la viticultura como al proceso de vinificación, al producto mismo, su embalaje y su distribución. Este año, se hizo hincapié particularmente en el análisis isotópico del vino, la trazabilidad del corcho y el vidrio de las botellas.
Wine Track® 2018 constituyó una oportunidad única de intercambios entre científicos y proveedores de material y equipos sobre la situación y los medios actualmente disponibles para garantizar la autenticidad y la trazabilidad de los productos del sector y anticipar nuevas soluciones.
La importancia de garantizar la autenticidad y la trazabilidad de los productos vitivinícolas
El coordinador científico de la OIV, Jean-Claude Ruf, destacó la importancia de garantizar la autenticidad y la trazabilidad de los productos vitivinícolas en un mercado cada vez más globalizado.
Además, detalló las acciones que la OIV ya ha emprendido en este ámbito, fundamentalmente a través de la creación de normas internacionales relativas a:
- la definición de los productos,
- las prácticas enológicas y, en particular, la consideración de la seguridad del consumidor y del mantenimiento del carácter auténtico de los vinos y de sus cualidades organolépticas,
- las reglas de etiquetado,
- la creación de normas de trazabilidad,
- la creación de normas analíticas para controlar esta trazabilidad y este origen.
Al finalizar esta conferencia, se decidió que la próxima edición de Wine Track® se desarrollará en la región de Champagne (Francia) en 2019.
Tal como lo ha señalado el ministro uzbeko de Asuntos Exteriores, Abdulaziz Kamilov, Uzbekistán desea a través de esta adhesión contribuir a los esfuerzos emprendidos por su gobierno para desarrollar un sector vitivinícola en plena mutación y que ha sido objeto de un plan de desarrollo promovido por el Presidente de la República.
Durante un encuentro con el embajador de Uzbekistán en Francia, el director general de la OIV expresó su satisfacción por la entrada a la Organización de este país, que es el más importante productor de uvas de Asia central y uno de los líderes en la exportación de uvas frescas.
Jean-Marie Aurand también recordó que la recepción oficial de este nuevo miembro se realizará durante la Asamblea General de la OIV en Punta del Este, el 23 de noviembre próximo.
La producción de uvas frescas en Uzbekistán
La producción de uvas frescas se concentra principalmente en el sur del país, Samarcanda, en las regiones del Surkahandarya y en el valle de Ferganá, gracias al extenso periodo cálido, que se extiende desde la primavera hasta el otoño y que favorece la producción de unas cuarenta variedades diferentes. Las principales variedades utilizadas son la soyaki y la bayan-shirin (espumosos y brandis), la saperavi y la rkatsiteli (vinos tranquilos) y la may black, la rosy muscat y la hindogni (vinos de postre). Para el consumo de uvas frescas, las más populares son la khusayni, la rizamat, la kishmish y la damskiy palchik.
En el marco del plan gubernamental de desarrollo, el viñedo ha crecido hasta alcanzar las 133 000 hectáreas (2013) donde se obtiene una producción de uvas de aproximadamente 1 322 000 toneladas (2013), y continúa su crecimiento con nuevas plantaciones.
El 73 % de la producción se consume en el mercado local en forma de uvas frescas, mientras que el 4 % se exporta. El 23 % restante se utiliza para la producción de zumos de uva, vinos y brandis. La empresa más grande del país es la compañía Uzvinsanoat, que reúne a más de 120 empresas de transformación de la uva, entre ellas, 83 bodegas que utilizan aproximadamente 215 000 toneladas de uvas.
Uzbekistán produce aproximadamente 60 000 toneladas de pasas por año, de las cuales, la mitad se exporta.
Organizado por la Unión de Enólogos de Georgia, con el apoyo de la Agencia Nacional del Vino de Georgia y la colaboración técnica de Poliproject Exhibitions (de Moldavia), este concurso realizado bajo el patrocinio de la OIV reunió 200 muestras de vino y bebidas espirituosas procedentes de doce países.
El ministro de Agricultura de Georgia, el Sr. Levan Davitashvili presentó, durante la inauguración, los esfuerzos de su país para desarrollar y modernizar el sector vitivinícola. Así, este concurso es una oportuna demostración de sus ambiciones en la materia. Efectivamente, estas quedan plasmadas en el eslogan "Georgia, país del vino".
El director general de la OIV, durante una entrevista con el ministro, recordó la contribución de la Organización a los esfuerzos de las autoridades georgianas, principalmente a través de la acogida, todos los años en su sede de París, de una presentación de vinos de dicho país, y también la acción iniciada en 2017 destinada a caracterizar los vinos blancos elaborados según el método tradicional en qvevri.
Además, Jean-Marie Aurand demostró su satisfacción por la presencia activa de los expertos de Georgia en los trabajos científicos de la Organización. Incluso, algunos de ellos han aceptado tomar responsabilidades en los grupos de expertos.
Una larga historia plurimilenaria
El sector vitivinícola cuenta con unas 600 empresas que producen más de 900 000 hL de vino, de las cuales aproximadamente un 50 % se exporta.
La producción de vino de Georgia se cimienta en una larga historia que ya cuenta con varios milenios a sus espaldas. Los primeros indicios del cultivo de la vid se remontan a 8000 años desde el presente y en Georgia una parte del vino se elabora aún según el método de vinificación tradicional (elaboración en qvevri, reconocido como Patrimonio de la UNESCO). Más de 500 variedades autóctonas, de las cuales una treintena se cultivan actualmente, dan como resultado vinos de marcada tipicidad. Las más conocidas son la saperavi para los vinos tintos, la rkatsiteli y la mtsvane para los blancos. Además, en el siglo XIX, los vinos georgianos eran "los vinos de la Corte de los zares".
Tras un periodo de estrategia puramente cuantitativa en la época soviética, la viticultura georgiana entró en un proceso de profunda reorientación cualitativa: nuevo marco legislativo que dio a la producción vitivinícola el carácter de prioridad nacional, valorización de los métodos ancestrales, modernización de los equipos, mejora cualitativa de los vinos, creación de denominaciones de origen, desarrollo del enoturismo y una estrategia de promoción internacional (apertura de nuevos mercados y presencia en los salones internacionales).
Esta profunda mutación ha sido acompañada por el gobierno de Georgia fundamentalmente a través de la Agencia Nacional del Vino.
El balance trata sobre la superficie plantada de viñedos, la producción de uva, la producción y el consumo de vino, los volúmenes de exportación e importación de vino.
- En 2017, la superficie vitícola mundial se sitúa en 7534 mha
- La producción mundial de uva alcanzó los 73 Mill. t en 2017
- La producción mundial de vino (excluidos zumos y mostos) se estima en 2018 en 279 Mill. hL
- El consumo mundial de vino en 2017 se calcula en 244 Mill. hL
Cada año, la OIV recurre a las competencias de numerosas personas y especialistas en todo el mundo para realizar las lecturas y evaluaciones, según criterios precisos, de los libros sobre la vid y el vino que son candidatos a los Premios de la OIV.
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