S.E. el Sr. Regazzoni expresó su satisfacción por esta participación, que es testimonio de la renovación de la viticultura suiza, cuyos éxitos a nivel internacional permiten valorizar unos viñedos que conforman paisajes únicos, algunos de los cuales han sido reconocidos como Patrimonio de la Unesco, como las terrazas de Lavaux.
Con la confirmación del apoyo de su país a los trabajos de la OIV, el embajador de Suiza también recordó que esta Confederación es sede de una fiesta de los vinateros única en el mundo, que celebra en Vevey, cada 25 años, el trabajo de la viña y el vino. El Sr. Aurand indicó que esta fiesta también había acogido al Congreso de la OIV en 1955 y 1977 y expresó sus deseos de que esto pudiera repetirse en 2019, en ocasión de su próxima edición.
Durante un encuentro con el director general de la OIV, recordó la larga tradición vitícola de Bosnia y Herzegovina, país que posee algunas variedades autóctonas (como zilavka y blatina) que forman parte del patrimonio mundial vitícola.
Jean-Marie Aurand señaló la importancia que tiene para todo Estado miembro de la OIV una activa participación en los trabajos científicos y técnicos de la misma y recordó que la Organización había reconocido las especificidades vitícolas de Bosnia y Herzegovina cuando, en 2012, entregó el Premio de la OIV al libro Hercegovina Zemlja Vina - Hercegovina Wine Country, de Branimir Martinac.
Desde la adhesión del Líbano en 1996, Serge Hochar ha sido un protagonista importante para la renovación y la evolución del sector vitivinícola del Líbano en estrecha relación con la OIV.
Jefe de la delegación del Líbano en la OIV durante unos quince años, también fue uno de los artífices de la creación de la Ley vitícola del Líbano en el año 2000, fundador y presidente de la Unión Vinícola del Líbano y más recientemente presidente del Instituto Nacional de la Viña y el Vino, supo posicionar los vinos libaneses en la escena internacional, embajador infatigable al servicio de una pasión y de una visión de la viticultura de su país.
Jean-Marie Aurand, director general de la OIV, que visitó el Château Musar con Serge Hochar el pasado mes de septiembre, le rindió homenaje subrayando "su visión filosófica de los vinos que permanecerán como un testimonio vivo de su pasión".
El Sr. Aurand aprovechó esta ocasión para expresar su satisfacción por las excelentes relaciones que existen con las autoridades italianas y el alto nivel de participación de los expertos de la delegación de dicho país en el seno de las instancias técnicas y científicas de la OIV, al tiempo que destacó que una de las cuatro comisiones de la OIV – la encargada de las cuestiones económicas y jurídicas – se encuentra actualmente presidida por el Prof. Eugenio Pomarici.
El director general de la OIV, asimismo, elogió la actividad desarrollada en beneficio de la Organización por su antecesor, el italiano Federico Castellucci, y presentó al embajador de Italia los ejes estratégicos que se desarrollarán durante los próximos cinco años. S.E. el Sr. Checchia recordó la importancia del sector vitivinícola para su país y le garantizó al director general de la OIV el apoyo de Italia para la puesta en marcha de estas orientaciones estratégicas, a las que su país contribuyó ampliamente.
Este rápido aumento no se debe únicamente a la mundialización del consumo, sino que también está relacionada con el incremento constante del número de países productores.
En dicho contexto, donde se desarrolla una competencia entre países, resulta esencial definir las características de los productos vitivinícolas y de sus especificaciones, promover buenas prácticas de reglamentación para garantizar un comercio libre y justo y la integridad y la sostenibilidad de los productos vitícolas en el mercado mundial.
Es importante responder a las expectativas de los consumidores en relación a la calidad de los productos, la protección de la salud y del medio ambiente y la información de los productos vitivinícolas, manteniendo un mercado mundial del vino sostenible.
La OIV se encuentra en una posición principal para ofrecer a los países productores y consumidores de vino los datos necesarios para elaborar reglamentos vitivinícolas que minimicen los obstáculos al comercio, promuevan una producción sostenible y protejan a los consumidores. La OIV deberá garantizar que su trabajo esté basado en datos científicos sólidos. Por consiguiente, llevar a cabo un análisis continuo de sus resoluciones es un aspecto importante en el trabajo de la OIV.
Los retos relacionados con el cultivo de la vid y sus productos derivados. En términos comerciales, económicos, medioambientales, territoriales y sociales son considerables. La OIV puede y debe ofrecer su experiencia y sus consejos en tiempo y forma oportuna al respecto.
El Plan Estratégico 2015-2019 tiene la ambición de responder lo mejor posible a estas diferentes preocupaciones. Éste se inscribe en la continuidad del último plan estratégico (2012-2014), durante el cual unas sesenta recomendaciones (incluidas prácticas enológicas, métodos de análisis y otras recomendaciones en materia vitícola) han sido evaluadas por una comunidad de expertos internacionales y adoptadas por los países miembros. Por otro lado, nuevas categorías de productos vitivinícolas así como sus reglas de presentación han sido definidas y adoptadas igualmente.
Como una verdadera hoja de ruta, el plan quinquenal 2015-2019 se articula alrededor de los cinco ejes estratégicos siguientes:
1.Fomentar una vitivinicultura sostenible.
En el marco del desarrollo del viñedo y de las evoluciones de la viticultura convencional, la OIV quiere promover una viticultura sostenible. Con esta finalidad, la OIV considera y reacciona de cara al reto del cambio climático; caracteriza y evalúa los principios y los métodos de producción de uvas, vino y otros productos y analiza su eficacia económica, considerando los procedimientos de las empresas en materia de responsabilidad social. La OIV se asegura de proteger y optimizar el uso de los recursos naturales y la sostenibilidad de los terroirs vitícolas.
2.Fijar las especificaciones y reglas de autenticidad de los productos vitivinícolas.
Con el objetivo de categorizar los productos vitivinícolas, la OIV promueve los principios de buenas prácticas reglamentarias y elabora recomendaciones de las prácticas enológicas y métodos de análisis. Asimismo, la OIV define las formaciones profesionales dentro del sector.
3.Aprender las evoluciones del mercado y la dinámica de la cadena de valores.
En el contexto del crecimiento de los intercambios internacionales dentro del sector vitivinícola y con el fin de comprender la dinámica del sector, la OIV desarrolla sistemas de intercambio de datos y de análisis estadístico y facilita la identificación de las tendencias del mercado a través de la cadena de valor.
4.Participar en la seguridad del consumidor y tener en cuenta sus necesidades.
Basándose en la evaluación y en opiniones científicas, la OIV participa en la seguridad sanitaria de los productos vitivinícolas, evaluando las tecnologías innovadoras y los aspectos fisiológicos y nutricionales vinculados con el consumo de productos vitivinícolas, así como de los factores socioculturales. La OIV quiere también garantizar la coherencia en cuanto a trazabilidad y etiquetado.
5.Reforzar la cooperación internacional y el liderazgo de la OIV.
En su calidad de organización intergubernamental, la OIV favorece la cooperación internacional y la participación en sus trabajos de los Estados Miembros y de los Observadores. La OIV facilita la producción científica, valorándola con una comunicación adecuada.
El Plan Estratégico 2015-2019 se pondrá en marcha según un programa de trabajo que se ajustará cada año y que será desarrollado por las comisiones, subcomisiones y grupos de expertos, Comité Científico-Técnico, y que el Comité Ejecutivo.