
El 15 de noviembre pasado, más de 200 participantes asistieron a la 7.ª edición de Wine Track® organizada en Reims (Francia).
Realizada bajo el alto patrocinio de la OIV, esta jornada organizada por la Sociedad de Expertos Químicos de Francia (SECF) y la Unión de Enólogos de Francia (sección Champagne-Ardennes), ha sido una ocasión única de intercambio entre científicos sobre las técnicas y herramientas que se conjugan para asegurar la trazabilidad y garantizar la autenticidad de los productos vinícolas, principalmente frente a las falsificaciones y el fraude.
Además, el coordinador científico de la OIV, Jean-Claude Ruf, señaló que la OIV se encuentra desde hace mucho tiempo comprometida en estos ámbitos, principalmente a través de la creación de normas internacionales referidas a:
- la definición de los productos,
- las prácticas enológicas y, en particular, la consideración de la seguridad del consumidor y del mantenimiento del carácter auténtico de los vinos y de sus cualidades organolépticas,
- las reglas de etiquetado,
- la adopción de normas de trazabilidad,
- el establecimiento de normas analíticas para controlar esta trazabilidad y este origen.
Los sistemas de trazabilidad y autentificación requieren un nivel de confianza importante entre los operadores, en particular en los sistemas de cadena de bloques, pero también un nivel de interoperabilidad entre los sistemas.
En lo que concierne a la autenticidad, si bien los métodos de medición de isótopos ligeros siguen siendo muy utilizados, los análisis de isótopos no tradicionales, de los elementos traza, permiten demostrar que cada vino tiene su propio código isotópico natural. Además, también otros isótopos, como los del nitrógeno, pueden servir como marcadores geográficos.
Finalmente, métodos no agresivos de ablación láser permiten detectar la falsificación analizando el contenedor que también posee una firma química específica.
Así, resulta que los diferentes métodos, como el análisis de los isótopos estables o de algunos isótopos ligeros, junto a la determinación de los elementos traza o el análisis protónico, constituyen herramientas complementarias y abren nuevos horizontes y perspectivas en el ámbito de la trazabilidad y la autentificación.

Jean-Claude Ruf OIV. Wine Track® 2019.
© Foto : R. Lartigue - Toppan Europe

En esta ocasión, Pau Roca ha explicado como la OIV, desde su creación, ha sido fundamental para la regulación del sector: “la armonización sobre definiciones, prácticas enológicas, métodos de análisis, etiquetado etc. ha permitido que más o menos todos juguemos con las mismas reglas de juego. Incluso países que no están en la OIV siguen sus normas o bien mediante determinados acuerdos comerciales, los miembros hacen referencia a ellos”.
Aunque según su opinión, este sector esté mucho más regulado que otros, “esto no impide que no se desarrolle el comercio mundial, pues el vino es un producto muy internacionalizado. Casi una de cada dos botellas cruza una frontera”.
En este contexto, para Pau Roca, “la densidad normativa es fruto de una madurez histórica y evolución”. La OIV, “al contrario de otras entidades cuyas normas están principalmente limitadas a la seguridad alimentaria, entra en las cuestiones de integridad, identidad, procedencia etc. que en el sector del vino son muy importantes. En realidad, lo que pasa es que en el vino hemos sido precursores de mucha normativa de calidad”, ha defendido.

En este sentido, el director considera que las condiciones normativas confieren una estructura económica al sector diferenciada cuya característica o síntoma más evidente es la fragmentación y gran diversidad de actores.
Aunque esto dificulte la existencia de marcas globales, “pues las marcas deben competir en notoriedad con el origen” ha recordado, “en este sistema de pequeñas dimensiones, de grandes inversiones y de poca rentabilidad inmediata, no todo son desventajas”. El director de la OIV lo ha justificado con el hecho de que “esta estructura económica será un modelo de resiliencia, que resiste innovando y adaptándose, ante la inexorable crisis que se derivará del calentamiento global”.
Frente al cambio climático, Pau Roca cree que “los economistas deberían estudiar más ecología. Conocer cómo funcionan algunas leyes o principios básicos en un ecosistema terrestre o marino”.
La sostenibilidad como nuevo valor de crecimiento
El director general de la OIV promueve que “una economía que preste atención a esa realidad es seguramente mucho más acertada. El crecimiento será un índice de transición, pero la meta debe ser mantener la biosfera, el objetivo de la humanidad es conservar este bien finito que es la tierra, y que, como tal, es el único capital de referencia”.
De hecho, en su intervención ha enfatizado el nuevo plan estratégico de la OIV para los próximos 5 años (2020-2024).
Este plan estratégico tiene 6 grandes ejes de los que se derivan los objetivos a perseguir, “y hemos hecho un ejercicio de alineación con los Objetivos de Sostenibilidad de Naciones Unidas. Si llegamos a cumplir con nuestro plan estratégico podremos decir que desde el sector del vino cumpliremos en mayor o menor medida, con 13 de los 17 ODS”, ha informado Pau Roca.
Tres ejes son sobre la sostenibilidad y la adaptación al cambio climático, sin dejar de lado esfuerzos en mitigación; porque, como considera Pau Roca “tenemos que dar respuesta a esos millones de productores que no desean, ni los consumidores queremos, deslocalizar sus producciones. Tres conceptos están en la base del Terroir, el factor clima como vemos mutable sin aparente control de momento, el suelo también sometido al clima, el material vegetal y la gran diversidad genética que nos ofrece el género Vitis y el del trabajo del hombre y tradición”.
Nota: El nuevo plan estratégico de la OIV estará disponible online en las próximas semanas.


Durante el evento, la presidenta brindó una conferencia para presentar el balance global del sector vitivinícola y participó en la ceremonia de entrega de premios de este concurso que cuenta desde hace varios años con el patrocinio de la OIV.

En esta ocasión, Regina Vanderlinde pudo encontrarse con diferentes autoridades de este país. Entre otros, la presidenta se reunió con el vice ministro de Agricultura de la Federación de Rusia, Sergey Levin. Durante esta cita, Levin confirmó que Rusia realizará los procedimientos necesarios para solicitar la introducción del ruso como idioma oficial de la OIV. En caso de confirmación, el ruso se convertiría en el sexto idioma oficial de la Organización junto al francés, el inglés, el español, el alemán y el italiano.

Regina Vanderlinde también ha sido acogida en el Instituto Científico Estatal de los Sectores Cervecero y Vinícolas de Rusia por el director Lev Oganesyants y el vicedirector Alexander Panasyuk.

La presidenta tuvo la oportunidad también de reunirse con el nuevo presidente de la Unión de Enólogos y Viticultores rusos, Dmitry Kiselev, quien también es el director general de la agencia de prensa internacional del Estado ruso “Rossiya Segodnya”.
Regina Vanderlinde demostró su satisfacción por los importantes intercambios que han tenido lugar durante estas reuniones, donde las autoridades rusas han manifestado un fuerte deseo de invertir en el desarrollo del sector vitivinícola del país, como también de aumentar significativamente la participación de la Federación en los trabajos de la OIV.

Esta publicación recoge las fichas del Código Internacional de Prácticas Enológicas de la OIV que describen los procedimientos enológicos (cuadro 1 del Anexo I) y los compuestos enológicos (cuadro 2 del Anexo I) autorizados por el reglamento delegado (UE) 2019/934.
Redactada en los 21 idiomas de la Unión Europea, la publicación de las fichas del Código Internacional de la OIV constituye un avance muy significativo del reconocimiento y la aplicación de las normas internacionales y públicas de la OIV para la producción de vino.
El Código Internacional de Prácticas Enológicas es una publicación anual de la OIV. Se trata de una compilación de todas las resoluciones de la OIV relativas a las definiciones de los productos de la vid y las prácticas enológicas y de producción admitidas para cada uno de los productos.
20 miembros de la OIV son también miembros de la Unión Europea que a su vez posee la calidad de observador particular en el seno de la OIV desde 2017.


En presencia de la vicepresidenta de la OIV, Monika Christmann, el director general de la Organización, Pau Roca, expresó los mejores deseos de la institución para el próximo año a los representantes del cuerpo diplomático, de las administraciones y de los profesionales del sector vitivinícola.
Una primera vez en los nuevos locales de la OIV: “una sede práctica y moderna para un periodo de transición. La sede definitiva no deberá ser simplemente una serie oficinas para la Secretaría, sino la Casa Internacional del Mundo de la Viña y el Vino”, afirmó Pau Roca.
El director general recordó la importancia de la OIV: “es una organización que reúne a aproximadamente 750 expertos con una gran riqueza de conocimiento y de sabiduría, un colectivo que se renueva constantemente gracias a las delegaciones nacionales, siempre dispuestas a involucrarse, a dar respuestas y a sugerir soluciones a los problemas del sector de la viña y del vino”.
“Podemos estar orgullosos de avanzar en proyectos como la reducción de insumos”
En su discurso, Pau Roca mencionó el cambio climático y la necesidad de garantizar un comercio internacional seguro como los temas más importantes para el vino y los productos de la vid.

“Lamentablemente, nuestros respectivos países no lograron llegar a un acuerdo durante la COP25, que se celebró recientemente en Madrid. Pero esto no significa que no estemos haciendo progresos concretos, especialmente en los grupos más especializados. Por ejemplo, la semana pasada, durante la iniciativa ‘4 por 1000’, fue muy satisfactorio observar cuántos proyectos han avanzado, proyectos que pueden resolver, en gran parte, la captura de carbono en los suelos”, declaró con entusiasmo el director.
En tal sentido, Pau Roca destacó el papel que desempeña la OIV: “podemos estar orgullosos de avanzar en los proyectos previstos para este año, como la reducción de los insumos y la caracterización de los suelos mediante técnicas genéticas que arrojan luz sobre un nuevo y desconocido universo de microorganismos, entre otros”.
En lo que respecta al comercio internacional, el director afirmó que resulta fundamental que las relaciones comerciales continúen siendo fluidas. “Es lamentable que algunos países puedan poner barreras al comercio cuando ofrecemos las normas armonizadas de la OIV. Además, algunos Estados fijan aranceles repentinamente debido a otros conflictos que no tienen nada que ver con el vino: el vino no puede ser una moneda de cambio”, declaró el director.
En 2019, la OIV definió una hoja de ruta en línea con los objetivos de desarrollo sostenible
Mediante importantes reuniones internacionales, como las del Codex Alimentarius, en las que la Organización ha visto reforzada la representatividad intergubernamental de la actividad vitivinícola, o a través de su presencia en más de cincuenta eventos celebrados bajo su alto patrocinio, tanto en concursos como en simposios científicos, “la OIV ha demostrado este año, una vez más, la vitalidad de su actividad”, señaló el director.
En octubre de 2019, la OIV también aprobó, en la Asamblea General, su nuevo Plan Estratégico, que estará en vigor de 2020 a 2024. Por todo esto, “el 2020 se presenta, para la OIV, como un periodo lleno de oportunidades para los proyectos que hemos identificado, totalmente en línea con los ejes del Plan Estratégico, con los principios y valores que hacen de la viticultura un fenómeno presente en todos los planos: sociales, económicos, culturales y medioambientales”, dijo el director.
“Para el 43.º Congreso Mundial de la Viña y el Vino, que se celebrará del 23 al 27 de noviembre de 2020, iremos a Chile, uno de los países más activos en el comercio internacional del vino, comprometido en la investigación de los problemas relacionados con la resistencia y la lucha contra el decaimiento de la vid”, informó Pau Roca.
Tras la intervención de Pau Roca, los deseos de la OIV para el próximo año dieron paso a numerosos diálogos, que se vieron favorecidos y enriquecidos por la cata de vinos de la variedad riesling de Alemania, tanto tranquilos como espumosos, elaborados en la Universidad de Geisenheim por la vicepresidenta Monika Christmann, así como de vinos suizos que sirvieron para recordar el gran éxito del 42.º Congreso de la Viña y el Vino, celebrado en Ginebra, en julio de 2019.
