En octubre de 2019, el Comité Científico y Técnico (CST) de la OIV aprobó la incorporación del estudio del uso del agua en el proceso de vinificación como tema en el programa de trabajo de la OIV. Para tal fin, fue creada una Task Force (o grupo de trabajo) sobre utilización del agua en la vinificación dedicada a tratar las cuestiones científicas y técnicas relacionadas con la adición de agua durante este proceso y se designó a la prof.a Monika Christmann como su relatora.
El documento elaborado recoge, en su primera parte, los antecedentes relativos a las notificaciones enviadas a la OMC, mientras que la segunda parte está dedicada al estado de situación de las distintas normativas en este ámbito.
La adición de agua está generalmente permitida por necesidades tecnológicas y, en particular, para incorporar cualquier sustancia enológica permitida como aditivo alimentario o coadyuvante de elaboración.
Sin embargo, las diferentes normativas no especifican el porcentaje máximo de agua que puede ser utilizada con fines tecnológicos.
Los miembros de la Task Force han estudiado la necesidad de agua tecnológica exógena para la disolución de productos enológicos y las prácticas de vinificación.
En este sentido, la falta de conocimiento y transparencia respecto de la cantidad de agua añadida por cuestiones enológicas plantea un problema de inseguridad jurídica para los actores implicados en las transacciones internacionales.
Por ello, es importante que todas las decisiones se basen en la ciencia y no dejen a los Gobiernos en esta situación de incertidumbre.
El informe identifica tres grandes ejes de investigación para la OIV en relación con el agua en la vinificación:
1.métodos de análisis;
2.disposiciones relativas a la adición de agua con fines técnicos específicos;
3.repercusión de las prácticas enológicas.
Leer el informe.
Este año, el consorcio de empresas internacionales (Familia Torres de España, Moët & Hennessy de Francia, Sogrape de Portugal, Viña Concha y Toro de Chile y Yalumba Family Winemakers de Australia) realiza una contribución equivalente a la determinada por la OIV, lo que permite ofrecer diferentes tipos de becas de investigación.
Temas prioritarios para las becas de investigación de 2022
Este año se prestará especial atención a:
1. Conservación y gestión sostenible de la biodiversidad y los ecosistemas en la transición hacia una cadena de valor de la uva y el vino respetuosa con la naturaleza
2. Gestión sostenible y adaptación al cambio climático.
3. Suelos vivos y saludables en la viticultura
2022 - Programa de becas de investigación de la OIV en apoyo de los campos prioritarios del programa
Los formularios de solicitud deben rellenarse y enviarse preferentemente por correo electrónico a job@oiv.int o por correo a OIV - Becas de investigación - 12 Parvis de l'UNESCO - 21000 Dijon CEDEX,
Fecha límite para presentar las solicitudes: 6 de noviembre de 2022
Entre los criterios discriminatorios de su carácter aparece su relación con el alcohol, que no se puede explicar únicamente como parte del comportamiento común del círculo de jóvenes pertenecientes a la «Generación perdida». Hemingway popularizó esta expresión que puso en boca de Gertrude Stein, quien la habría utilizado para designar a un grupo de escritores, artistas y otros editores llegados a París, en particular para escapar del contexto prohibicionista de Estados Unidos. De esta generación trastornada por la guerra nació un movimiento literario que sacó a la luz las virtudes vivificantes del vino, en general, y de París, la capital del placer, en particular.
Ciertamente, la imagen del escritor trabajando en la mesa de un bistró parisino aparece sobremanera en los relatos de todos los registros relacionados con este clan de juerguistas con talento, algunos de los cuales podrían deber parte de su energía creativa a la embriaguez. Si bien el espectro de la melancolía ha hecho correr mucha tinta a lo largo de la historia por sus vínculos con el temperamento artístico, también es cierto que Hemingway es una clara encarnación de la enfermedad que hoy conocemos como «bipolaridad»1, y que se aproxima a la embriaguez y a la chispa creativa desde los tiempos de Aristóteles2. Aparte de esta nebulosa combinación, Hemingway también pone en escena al vino con un arte de escribir idiosincrásico, cadencioso como un arrebato de embriaguez.
Semántica de la botella
Hemingway nos ofrece una visión caleidoscópica del alcohol a través de una escritura que no deja nada al azar. Más allá de ser un simple motivo, Ernest Hemingway lo convierte en un personaje y un enorme arsenal de simbolismo: amistad, masculinidad, vulnerabilidad, huida e, incluso, autodestrucción, pero también agente de placer sensual e invitación al viaje estilístico, léxico y semántico.
Hemingway adapta el fraseo al dinamismo de las escenas y juega con los tiempos, traduciendo las variaciones perceptivas de sus protagonistas, especialmente en función de su estado de embriaguez. El pasado narrativo alterna con el presente de permanencia. La práctica de este tipo de oscilaciones3, común en la literatura de la época, resulta especialmente eficaz en la obra de Hemingway para generar una sensación de inestabilidad. Cuando se trata de un movimiento, y no un titubeo, esta técnica permite expresar un nuevo estado de conciencia4. Dicho estado puede tomar una forma de desapego que permite aceptar su condición, entre luces y sombras, o incluso comprender a determinados monumentos de la literatura, en particular Turgenieff5. Muy a menudo, sin embargo, para Hemingway se trata de expresar los pensamientos errantes de una generación atrapada en el cerco de ideologías antagónicas de los tormentos interiores del ser humano a los que él pone ante un espejo6. Así, el viaje literario está cargado de sentido, y esta discontinuidad ficticia que traduce las sinuosidades de la vida se inscribe entre los topoi de la literatura modernista. Hemingway la ha expresado a través de la concisión y la máscara, un modo de expresión que se asemeja a los meandros que aportan las borracheras de sus personajes en todas sus respectivas complejidades. Más que los vinos, son sus brumosos caminos los que, en este viaje semántico, presentan una especie de espejo infiel, como en ocasiones lo son el pensamiento y la memoria.
Una carta de vinos y bebidas espirituosas como código lingüístico
En la novela Colinas como elefantes blancos, la fórmula «el hombre bebió su cerveza» significa «dijo él», una actividad repetitiva en la que la idea de levantar el antebrazo (¡y no el codo!) transmite la de asentir con la cabeza. En La breve vida feliz de Francis Macomber, «Oh, todavía sigo bebiéndome su whisky» («I 'm still drinking their whisky») sirve de referencia a los cazadores para anunciar el mal cariz de un safari. En el caso contrario, el ganador invita a brindar declamando «Esta noche brindaremos con champán por el león» («Tonight we 'll have champagne for the lion»).
Más complejas son las transferencias utilizadas en el campo semántico de la seducción: así, Brett, una importante protagonista femenina de Fiesta — la primera novela de Hemingway publicada —, evoca los avances masculinos mencionando que la han invitado a tomar algo («Bought me a drink»7), una invitación silenciosamente elocuente, que puede manifestar satisfacción o irritación, dependiendo de quién sea el autor de dicho avance.
El vino, acólito de la sociabilidad
En prácticamente todas sus obras, Hemingway presenta al alcohol como a un personaje proteico, del cual el vino es una serie de facetas. Esta omnipresencia resulta especialmente sorprendente en París era una fiesta, una ficción con aires autobiográficos8.
Sin embargo, a diferencia del alcohol destilado y de la cerveza, que acompañan a muchos delirios ebrios, el vino aparece en numerosas situaciones festivas, lo cual nos acerca al gran plan de Jefferson de luchar contra el alcoholismo rampante a través de la enofilia9.
El vino, con su celebración del «estar juntos», porta un simbolismo complejo, como las escenas más simples: una salida para pescar (Fiesta, cap. 12 y 13), secuencias de confraternización (Adiós a las armas, cap. 7), que también se pueden dar en torno a otros licores fuertes, como el ron10.
El champán, como era de esperar, riega muchas de las celebraciones entre amigos. La mención de su marca forma parte de la fiesta; Mumm en Fiesta o Perrier-Jouët en El jardín del Edén («un vino que puede hacer tan feliz»)11; actúa como un coadyuvante a la exaltación general de una juventud en un universo en constante movimiento.
Hemingway individualiza el vino hasta el punto de que resultaría tedioso hacer una enumeración exhaustiva. En cambio, una observación minuciosa revela que cada uno de ellos responde a una función circunstanciada. Su reverencia por el Châteauneuf-du-pape o el Saint-émilion lo muestra como un conocedor, capaz de apreciar también un Château-margaux hasta el punto de percibir en él el signo de una vuelta a la civilización tras una borrachera12. Evoca los mensajes que envían los vinos, incluso cuando son tan fuertes que los bebedores tienen que rebajarlos con agua13.
Los vinos blancos, por su parte, dan salida a la ligereza y el entusiasmo de una juventud vibrante: los vinos de Chablis, Sancerre, Pouilly-Fuissé, Montagny o Mâcon, acompañan una especie de emulación de mostrador en el Montparnasse de entreguerras.
Algo que en el subconsciente colectivo se relaciona con Hemingway de forma menos inmediata es su capacidad de convertir al vino en un espejo de los sentimientos. Por ejemplo, eligió el vino de Beaune (el color y el clima quedan a la libre interpretación del lector) para ilustrar un momento de apacible intimidad con su mujer, Hadley. Una secuencia particularmente elocuente los muestra felices con la idea de beber un Beaune antes de leer un rato y, después, irse a la cama y hacer el amor14. Esta armoniosa intimidad se inscribe en la faceta más divertida de la sociabilidad que acompaña al vino15, en contrapunto de la cual aparecen situaciones veladas de bacanales modernas.
Licores inspiradores
Al integrarse en la estética de la grieta16 por la abundancia enumerativa, el alcohol se convierte en campo léxico y semántico. En ocasiones, esta escapatoria aparece como un espejismo, recordando el motivo pictórico de la vanitas y el procedimiento literario de la elipse. Con la embriaguez crónica, el círculo vicioso se eterniza y el sentimiento de vacío inherente a la especie humana se reduce a la nada existencial.
Más allá de las sombras que invitan a la famosa moderación que se nos pide ejercer en nuestra mesa, el mensaje principal de la prosa de Ernest Hemingway sobre el alcohol se debe a su principio metamórfico. Dentro de esta multitud de espacios, de sentimientos y de sentidos, retengamos la seductora idea de los vinos de la Costa de Borgoña como estimuladores del impulso amoroso, el estereotipo del licor de Baco como protagonista clave de la estimulación artística, la gran diversidad de situaciones en las que el vino participa ante todo de una alegría de vivir colectiva. Así, el alcohol adquiere mil significados en la terminología creativa de Ernest Hemingway, a quien invito a honrar desde el ángulo positivo de la sociabilidad amable y de la creatividad.
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1 En la extensa bibliografía sobre el tema, véase Kay Redfield Jamison, Touched with Fire, Manic-Depressive Illness and the Artistic Temperament, Free Press Paperbacks, publicado por Simon & Schuster New York, 1994, cap. 6.
2 Jackie Pigeaud, El hombre de genio y la melancolía, Barcelona, Cuadernos del Acantilado, Acantilado, 2014.
3 Lo que Crowley denomina la «narrativa de la embriaguez» (drunk narrative). W. Crowley, The White Logic, Alcoholism and Gender in American Modernist Fiction, 1994, Prefacio, página x.
4 Fiesta, publicado en 1926, cap. 14.
5 Fiesta, cap. 14.
6 Adiós a las armas, cap. 12.
7 Fiesta, libro 2, cap. 8.
8 Novela póstuma publicada con el título original de A Moveable Feast, 1964.
9 Véase la Note œnoculturelle número 1
10 Adiós a las armas, cap. 7; 9.
11 Ibíd., «Such a nice wine» with which one can be «so happy», El jardín del Edén, New York, Charles Scribner’s Sons, 1986, cap. 19, pág. 162.
12 Fiesta, cap. 19.
13 Por aquí y por allá aparecen menciones a vinos españoles e italianos, como el Rioja Alta, el Valdepeñas, el Marsala, el Piombo o el Chianti; así como a algunos vinos suizos, como el D’Aigle o el De Sión; y argelinos.
14 París era una fiesta, «Miss Stein da enseñanzas».
15 París era una fiesta, «Con Pascin en el Dôme».
16 Topos modernistas, la estética de la grieta adoptada por toda esta generación fue desarrollada en particular por Fitzgerald en La Grieta, publicado en 1936.
Este curso de ampelografía permitió a los participantes adquirir un conocimiento profundo en el ámbito de la identificación y de la comprensión de las variedades de vid, que contribuyen a prepararles mejor para los retos futuros del sector vitivinícola.
La ceremonia de apertura del curso tuvo lugar con la presencia de Pau Roca, director general de la Organización Internacional de la Viña y el Vino; Carole Sinfort, directora del Instituto Agro Montpellier; Sylvain Labbé, presidente del centro INRAE Occitania-Montpellier; Laurent Audeguin, del Instituto Francés de la Vid y el Vino (IFV) y Laurent Torregrosa, director del Instituto de Altos Estudios de la Vid y el Vino (IHEV). Todos ellos representan a las instituciones con las que la OIV ha entablado una colaboración para la realización de este curso.
Cuna de la ampelografía moderna desde fines del siglo XIX, la región de Montpellier ha desempeñado un papel fundamental en la promoción, la conservación, el estudio y la investigación de las variedades de vid. Personalidades como Gustave Foex, Pierre Viala, Pierre Galet y Jean-Michel Boursiquot evocan la tradición y la innovación dentro del sector vitivinícola mundial.
Estos aspectos de tradición e innovación fueron la base del programa del curso de ampelografía que la OIV ha propuesto, en colaboración con el Instituto Agro Montpellier, el Instituto Francés de la Vid y el Vino (IFV) y el Instituto Nacional de Investigación para la Agricultura, la Alimentación y el Medio Ambiente (INRAE).
Acompañados por profesores de renombre internacional, los 29 estudiantes de 15 nacionalidades tuvieron el privilegio de realizar visitas y trabajar en tres sitios excepcionales: el viñedo pedagógico experimental Pierre Galet, el único viñedo artificial en el mundo dedicado a la formación y la investigación; la unidad experimental INRAE de la finca de Vassal, la mayor colección ampelográfica mundial con 8500 accesiones procedentes de 50 países diferentes, y la finca de L’Espiguette, Pôle national Matériel Végétal et Centre de sélection de la vigne, donde se cultivan 4600 clones que representan a 600 variedades.
Durante la ceremonia de apertura, se realizó un homenaje a Jean-Michel Boursiquot, exvicepresidente de la OIV y profesor de ampelografía del Institut Agro Montpellier jubilado desde fines de 2020. Así, la OIV tuvo la oportunidad de rendir tributo a esta figura sobresaliente y gran profesional que contribuyó notablemente a la promoción de esta disciplina y al desarrollo de la investigación en este ámbito.
Con el fin de responder a sus objetivos técnicos y científicos de alcance internacional, el director general de la OIV ya ha confirmado la organización de la 3.ª edición del curso de ampelografía en noviembre de 2023 en Chile.
Para saber más...
La ampelografía es una disciplina emblemática del Institut Agro Montpellier y del INRAE desde hace más de 140 años en Occitania. Al servicio de la investigación y la viticultura, ha estado marcada a lo largo de estas numerosas décadas por especialistas de renombre mundial, auténticos precursores de su época y vigentes todavía hoy (Gustav Foex, Pierre Viala, Louis Ravaz, Jean Branas, Pierre Galet y Paul Truel, Jean Michel Boursiquot, entre otros), que han llevado esta disciplina a un alto nivel de reconocimiento internacional en el mundo de la vid y el vino. Gracias al impulso de estos grandes investigadores y profesores de ampelografía, se crearon y desarrollaron colecciones varietales excepcionales a lo largo de los años, con el apoyo de los equipos científicos y técnicos de la gran escuela de agronomía de Montpellier y del centro INRAE Occitania.
La Marselan es un cruce entre dos variedades de uva, la Garnacha y la Cabernet-Sauvignon. Fue cultivada por primera vez por Paul Truel en 1961.
Actualmente, están consideradas como conservatorios de referencia en todo el mundo. La colección ampelográfica de Vassal, en Marseillan-plage, y el viñedo pedagógico experimental Pierre Galet en el campus de La Gaillard, en Montpellier, reúnen una diversidad de variedades única en el mundo. Gracias a la riqueza de estas colecciones varietales y a la experiencia de los docentes-investigadores que trabajan de manera colectiva dentro de las unidades mixtas de investigación sobre los impactos del cambio climático en el sector vitivinícola, se experimentaron soluciones innovadoras basadas en los conocimientos ampelográficos con el fin de identificar a las variedades resistentes y mejor adaptadas a los riesgos climáticos.