Durante un encuentro con el director general de la OIV, recordó la larga tradición vitícola de Bosnia y Herzegovina, país que posee algunas variedades autóctonas (como zilavka y blatina) que forman parte del patrimonio mundial vitícola.
Jean-Marie Aurand señaló la importancia que tiene para todo Estado miembro de la OIV una activa participación en los trabajos científicos y técnicos de la misma y recordó que la Organización había reconocido las especificidades vitícolas de Bosnia y Herzegovina cuando, en 2012, entregó el Premio de la OIV al libro Hercegovina Zemlja Vina - Hercegovina Wine Country, de Branimir Martinac.