El evento, moderado por Jacques-Olivier Pesme, director del Centro de Investigación del Vino de la UBC, también contó con la participación de los panelistas Laura Catena (directora general de la bodega Catena Zapata y fundadora y miembro de la junta del Catena Institute of Wine), Linda Reiff (presidenta y directora general de la asociación Napa Valley Vintners) y Pierre-Louis Teissedre (profesor en el Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino –ISVV– de la Universidad de Burdeos y experto de la OIV).
El director general de la OIV insistió en el hecho de que solo tenemos “un planeta del vino” (One Wine Planet), que fue justamente el título de su intervención. Planteó la cuestión de cómo y por qué debemos cuidarlo de la mejor manera posible. Si tuviéramos que resumir en pocas palabras sus conceptos, serían: anticipación, evolución, conservación y resiliencia.
La situación actual es un punto de inflexión interesante para empezar, ya que “toda crisis es parte de una evolución y debemos mirar cómo otros sistemas evolucionan”, declaró el director general. El cambio climático será, sin dudas, un desafío aún mayor. En su opinión, a partir de ahora “la prioridad absoluta debe ser mantener este planeta con vida”. En términos biológicos, se puede realizar prestando atención al funcionamiento de ecosistemas maduros, donde el gasto de energía se minimiza a pesar de su complejidad. Esta idea fundamental, desarrollada recientemente por el director general de la OIV, cuestiona la manera en que la economía reinventará sus modelos. Para predecir modelos futuros, necesitamos mirar a otros y cómo “los ecosistemas principales, al ser tan complejos y diferentes, son eficientes energéticamente”.
Pau Roca no tiene dudas de que “la próxima economía no medirá el desempeño humano en términos de crecimiento, sino en términos de conservación de la naturaleza”. El sector vitivinícola es consciente de la problemática del cambio climático y ha sido pionero en la adopción de una conducta adecuada. El seguimiento cercano de los cultivos y el uso de un registro histórico son una muestra de esta relación de larga data.
Finalmente, concluyó mencionando dos activos del sector vitivinícola. En primer lugar, la eficiente cadena de valor específica de este sector, ya que la amplia segmentación de precios, como también la marcada relación con el terroir y el origen son ventajas de la industria del vino. En segundo lugar, la multiplicidad de actores “debido a que la diversidad y la complejidad son factores claves para el rendimiento general y para la resiliencia”, resumió Pau Roca.
En conclusión, según Pau Roca, la economía del vino puede ser un “paradigma de sostenibilidad” y posee muchos de los elementos que requerirá la economía del futuro.